Estimados políticos de Europa,

Marcus Gilroy-Ware
5 min readJun 29, 2016

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Jefes de Estado, embajadores, comisarios europeos, eurodiputados, jueces del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y demás oficiales europeos.

Esto es una carta abierta de parte de aproximadamente la mitad de ciudadanos del Reino Unido.

Si hemos votado para permanecer en la Unión Europea, ha sido principalmente porque queríamos seguir siendo europeos. Ahora estamos preocupados porque este aspecto de nuestra identidad nos pueda ser arrebatado en los próximos meses o años.

Este referéndum ha sido en gran medida una cuestión de identidad. Admitimos que puede que nuestra identidad nacional nunca haya sido tan sencilla de clasificar como la de otras naciones de Europa, pero para muchos de nosotros sí ha habido siempre una característica sólida, la de ser europeos.

Del mismo modo que la ciudadanía de la Unión Europea (UE) se confiere automáticamente junto con la ciudadanía de cada Estado miembro, reconocemos que las diferentes identidades nacionales no tienen por qué verse amenazadas por la participación en un proyecto transnacional más amplio como es la UE. Al contrario, mientras algunos han visto la participación en el proyecto colectivo de la identidad europea como una pérdida, nosotros lo vemos como una ganancia y nos entristece que haya compatriotas que no compartan este sentimiento. En general, nuestras ciudades votaron para permanecer en la UE, pero el pintoresco “pueblo inglés” tradicional—con su policía montando en bicicleta, sus partidos de cricket, y sus tiendas de barrio vendiendo mazapán — podría ser parte tan orgullosa de Europa como lo son el pueblo francés, el pueblo alemán o el pueblo italiano, y la prueba de eso es la maravillosa variedad cultural de todos ellos. Por esto creemos que debemos subrayar: Las fuertes emociones de los compatriotas que votaron para abandonar la UE no deben hacer sombra al hecho de que millones de nosotros sí nos consideramos europeos leales que aún hoy están dispuestos a construir un futuro compartido con el resto de naciones europeas.

Los británicos tenían numerosos motivos para decidir votar por abandonar la UE, pero los resultados fueron los que fueron porque mucha gente en el Reino Unido está mosqueada. Algunos están justificadamente desencantados con aspectos del proyecto europeo que no han sido aún resueltos, mientras que otros están sencillamente desinformados; parte de su enfado es comprensible, parte no. No cabe duda de que la globalización en sí misma tiene efectos negativos sobre la vida de algunas personas — igual que positivos — y la libre circulación de personas contemplada en el artículo 45 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea ha atraído gran atención a un aspecto de la globalización en particular: la migración.

Aquellos en el Reino Unido que se han visto verdaderamente perjudicados por la globalización cuentan con nuestra más profunda solidaridad, sin embargo, los recortes en los servicios públicos impuestos por nuestros líderes desde la recesión de 2008 han sido mucho más destructivos que ninguna presión a la baja que haya podido traer la libertad de movimiento — las que solo han afectado a los trabajos peor pagados. Creemos que estos efectos podrían haber sido evitados o mejorados con medidas como un salario mínimo interprofesional más alto, mejor acceso a la formación profesional y una estrategia económica a más largo plazo, todo ello con mucho menos revuelo económico que el que encontramos actualmente. Irónicamente, todos estos son beneficios ofrecidos por la Unión Europea, y esto nos hace indignarnos doblemente acerca de lo que ha pasado.

También estamos indignados con los ataques en los últimos días hacia otros europeos, o nacionales de terceros países, residiendo en el Reino Unido, y condenamos terminantemente estos incidentes. Si bien nuestros compatriotas pueden focalizar su enfado en los trabajadores extranjeros, la verdadera causa de los problemas que perciben no son ni los trabajadores de la UE ni de ningún otro país exterior. Y aún en el caso de que, de alguna manera, tuvieran parte de responsabilidad, seguimos creyendo que nada justifica los ataques físicos o el acoso de otros seres humanos.

La libertad de movimiento garantizado por los tratados es un apoyo fundamental de la Unión y representa una oportunidad increíble para todos los ciudadanos de la misma, incluyendo hasta la fecha aquellos en el Reino Unido — ya decidan aprovecharla o no. Es este derecho sobre todos los demás el que rogamos no nos retiren. También creemos que pedir la libre circulación de bienes sin la libre circulación de personas, como algunos de nuestros líderes han sugerido, es una interpretación catastróficamente errónea del trato ofrecido por la adhesión a la UE, y por ello es una petición que no apoyamos.

La adhesión a la UE tal y como hoy la conocemos ha aportado muchos beneficios al Reino Unido. Se han invertido billones de euros en algunas de las regiones más pobres que no los hubieran recibido nunca de otra manera. Ciudadanos de la UE han utilizado su libertad de movimiento haciendo una enorme contribución neta a nuestra economía — un hecho innegable que muchos británicos obvian. Pero más allá de los beneficios económicos de nuestra pertenencia a la UE, claramente manifestados en el revuelo post-referéndum, los lazos culturales que hemos llegado a compartir con nuestros compañeros de la Unión son todavía más importantes.

Tanto en el Reino Unido como en el resto de estados miembros, hemos estudiado, aprendido, trabajado, jugado, rezado, reído y vivido juntos. Al menos a la mitad de nosotros nos gustaría seguir haciéndolo y hay razones para pensar que el porcentaje sería mayor si la gente tuviera claros ciertos hechos y datos cruciales.

No es menospreciable el hecho de que el voto para salir de la Unión fuera apoyado en gran medida por personas muy mayores, a pesar de que Europa trata sobre nuestro futuro común que sobre nuestra historia común, y los votantes por “permanecer” estamos unidos en la negativa a perder ese futuro. Una cita de Nicolas Barrett en un artículo del Financial Times de la semana pasada decía:

“La generación más jóven acaba de perder el derecho de vivir y trabajar en otros 27 países. Nunca sabremos la total extensión de las oportunidades, amistades, matrimonios y experiencias perdidas al sernos negadas. La libertad de movimiento nos ha sido arrebatada por nuestros padres, tíos y abuelos en un golpe de despedida a una generación que ya se estaba ahogando en las deudas de sus predecesores.”

En las negociaciones que vienen, os rogamos mantener todo esto en mente, ser cuidadosos y recordar que millones y millones de británicos de todas las edades no han querido nunca abandonar la Unión Europea. Nos sentimos europeos orgullosos que desean continuar viviendo y trabajando junto a nuestros compañeros europeos tanto en nuestro propio país como en otros estados miembros. Nos rompe el corazón que esto penda ahora de un hilo.

Atentamente,

Más de 16 millones de partidarios de permanecer en la UE.

La versión original de esta carta fue escrita en Inglés

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Marcus Gilroy-Ware

Politics, culture, communications, law & society. Author, “After the Fact?” and “Filling the Void” Legally trained. Former coder. More at: www.mjgw.net/?ref=md